El sol y nuestra piel

Con los primeros rayos de sol de la primavera, ya empezamos a quitarnos capas de ropa y nos apetece tener un colorcito más tostado, acorde con la temporada que empieza. Se acerca la época de bodas y celebraciones en la que nos gusta lucir un bonito tono de piel.

 

El sol es un gran aliado de nuestra belleza y de nuestra salud, nos anima, ayuda en la asimilación de la vitamina D, calma ciertos dolores musculares e incluso nos pone de buen humor. Se ha demostrado que la exposición solar favorece la producción de serotonina, que es una sustancia asociada a las sensaciones de felicidad y bienestar.

 

La incidencia del sol sobre nuestro cuerpo también mejora la circulación sanguínea y produce un efecto vasodilatador que disminuye la presión arterial.

 

Para que nuestras sesiones de sol sean buenas, efectivas, saludables y seguras hay unas pautas mínimas que todos tenemos que saber para poderlas aplicar:

 

El sol tiene que ser seguro, la piel tiene memoria y nosotros la obligación de cuidarla, si tenemos niños pequeños o ancianos a nuestro cargo debemos extremar los cuidados.

 

La hidratación también es muy importante, deberemos consumir mucho líquido para compensar la pérdida que conlleva la exposición solar.

 

Cuando nos expongamos al sol es muy recomendable llevar siempre gorro o sombrero que nos proteja la cabeza.

 

Evitaremos la exposición directa al sol en las horas en las que más calienta, es decir, entre las 12 y las 16 horas.

 

Ponerse crema adecuada a nuestro tipo de piel antes de la exposición solar, en torno a media hora antes y luego cada media hora aplicarse de nuevo crema, después de salir del agua, cada vez que notemos tirantez o sequedad…

 

Una buena exfoliación corporal y facial antes de empezar a tomar el sol dejará la piel preparada para broncearse con más facilidad y mejor.

 

Debéis saber también que es recomendable comenzar a tomar el sol progresivamente e ir aumentando los periodos de exposición poco a poco

 

El sol y la piel